martes, 16 de noviembre de 2010

¡HOLA!

He vuelto.
No sé muy bien porqué me había ido.
Supongo que no apetecía escribir por escribir, sin tener nada que decir.
O puede que no tuviera demasiadas ganas de mostrarme por dentro por si se veía más de lo que pretendía enseñar.


Una vez más me aprovecho de unas fotos para intentar hilar la historia de un día de otoño.
Con más sensación de obligación que de ganas me levanto para ejecutar una misión para la que me he entrenado a conciencia durante más de 3 semanas, vale que no ha sido una larga preparación, pero atendiendo al resultado, lo mismo hubiera dado, o al menos eso creo.
Acabo de romper el misterio de la historia adelantando el final, pero si en algo no cambio, es en el desorden habitual de mis ideas.
Pues eso, misión ejecutada, dudoso éxito, pero puede que el fracaso de los demás haga más lucidos mis resultados.
Lo que de ninguna forma me esperaba es la ausencia absoluta de satisfacción al dejar el asunto zanjado. Sólo frustración.


Y la sensación persiste aunque el fin de semana otoñal promete. Es más fácil abandonar la mente cuando el entorno te traslada a otros mundos.
Aunque a veces estar en otra galaxia hace que pierdas capacidades terrenales, y es entonces cuando esperas bajo la lluvia, sorteando las varillas de paraguas ajenos, y adoptando posturas ergonomicamente poco recomendables, para intentar capturar un instante que se te escapa entre los dedos. Sin embargo un buen abrazo barre de un plumazo estos microfracasos.
De nuevo se cuela un "otra vez será".
Ya se verá, todo se verá.


Hasta la próxima.